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La Financiación Estratégica de la Cultura

Imágenes que hacen refrencia a sectores culturales y economía

El 27 y 28 de septiembre se realizó el evento Sitio Futuro, organizado por SEGIB, IFACCA, Gobierno de España y UNESCO. Este encuentro con las agencias mas importantes de Iberoamérica, fue el marco preparatorio de la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible (MONDIACULT 2025).


El eje central de la discusión fue el análisis de la financiación cultural como centro del debate global sobre políticas de desarrollo sostenible.

El imperativo actual es transformar la percepción de la inversión cultural: de un desembolso social discrecional a una inversión estratégica esencial para la resiliencia económica y social. Este blog profundiza en los mecanismos necesarios para lograr este cambio, contrastando modelos tradicionales con innovaciones en incentivos fiscales (Tax Equity) y tecnologías descentralizadas (Web3), elementos que definen la agenda de financiación cultural post-2025.


I. Contexto Estratégico Global


A. La Reafirmación de la Cultura en la Agenda Global: De México 2022 a Barcelona 2025


MONDIACULT 2025 representa el foro culminante para la discusión de la agenda cultural global, enfocándose en seis temas transversales, siendo la Economía de la Cultura y las Tecnologías Digitales dos de los más relevantes para el ámbito financiero. La conferencia también abordará directamente los Derechos Culturales, la relación entre Cultura y Acción Climática/Sostenibilidad, y los retos de la Inteligencia Artificial.


El objetivo político más ambicioso de MONDIACULT es construir un consenso internacional que permita establecer la cultura como un Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) independiente, superando su actual rol como facilitador transversal en la Agenda 2030. Este posicionamiento requiere, intrínsecamente, que los Estados Miembros aceleren la aplicación de las disposiciones de la Declaración de 2022, lo cual exige, de manera explícita, aumentar la inversión pública y privada en el sector. La financiación no es, por lo tanto, un tema adjunto, sino el motor necesario para la materialización de los derechos culturales y los objetivos de desarrollo. Además de los temas de inversión y economía, la agenda de 2025 incorpora áreas de interés cruciales para la estabilidad social, como la Cultura para la Paz y la gestión del Patrimonio en Crisis. Esta inclusión subraya que la financiación cultural no debe enfocarse únicamente en la rentabilidad, sino también en la resiliencia social y la estabilidad geopolítica. La fragilidad del sector, evidenciada por las graves consecuencias que las crisis (como la pandemia) tienen para los artistas y la creatividad, exige el desarrollo de mecanismos de financiación a largo plazo (como la Inversión de Impacto) capaces de mitigar el riesgo social y garantizar la continuidad cultural.


B. El Impacto Macroeconómico de las Industrias Culturales y Creativas 


Las Industrias Culturales y Creativas (ICC) han demostrado ser un motor económico global que va más allá de su valor intrínseco. Según datos de la UNESCO, la cultura y la creatividad contribuyen con el 3.1% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial y generan el 6.2% del total del empleo global.


Dado este robusto impacto económico, la evidencia sugiere que la inversión en cultura debe ser recalibrada y analizada de manera análoga al Gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) en porcentaje del PIB. Esta perspectiva implica un cambio conceptual fundamental: la financiación cultural se convierte en un requisito de infraestructura económica para el desarrollo sostenible, justificando la movilización de capital a la escala que tradicionalmente se reserva para la inversión productiva y el conocimiento científico.

La UNESCO también destaca la interacción y relación directa entre la economía digital y las ICC. Esta conexión valida la necesidad de que los nuevos modelos de financiación no solo se adapten a la era digital, sino que la empleen activamente como un canal para el crecimiento, la distribución y la movilización de capital, un punto que se abordará detalladamente con el estudio de la Web 3.0.


II. Modelos Estructurales de Financiación:


La financiación de la cultura ha funcionado tradicionalmente con una mezcla de ayudas públicas y aportaciones privadas, cuyos pesos relativos varían drásticamente según la geografía, creando una estructura dual de riesgos y oportunidades.


A. El Contraste Geopolítico y el Reparto de Riesgos


Históricamente, se observa una diferencia marcada entre los modelos sociopolíticos de Europa y Estados Unidos, que se extiende al sector cultural.


1. El Modelo Europeo (Predominio Público):

En la mayoría de los estados europeos, la tradición intelectual ha estado profundamente influida por perspectivas que asignan al Estado la responsabilidad fundamental de la protección social. Esto se traduce en un predominio de la financiación pública. Si bien este modelo garantiza una mayor estabilidad institucional y un acceso más universal a la cultura, genera una dependencia susceptible a los recortes presupuestarios derivados de ciclos económicos o cambios políticos.


2. El Modelo Estadounidense (Predominio Privado):

En contraste, en Estados Unidos, el sector privado y la filantropía individual están sólidamente anclados como principales proveedores de recursos (el non profit sector), lo que hace que el predominio de la financiación privada sea incontrarrestable. Esta estructura depende de la capacidad de los contribuyentes para realizar donaciones significativas, motivadas por los beneficios fiscales asociados.


Esta dualidad histórica revela un punto de inflexión: la financiación del futuro no puede basarse en un único pilar. La necesidad de movilizar capital privado en Europa y la demanda de mayor equidad y estabilidad en EE. UU. fuerzan la búsqueda de modelos híbridos que garanticen la sostenibilidad a largo plazo.


B. Críticas al Mecenazgo Tradicional y la Equidad


El mecenazgo corporativo ha evolucionado más allá de la simple exención fiscal, impulsado por la necesidad de las empresas de establecer nuevos mecanismos de comunicación con públicos contemporáneos. Las audiencias de hoy son descreídas del mensaje publicitario tradicional y exigen ver "hechos concretos" de las compañías, transformando el mecenazgo en un imperativo de responsabilidad social.


Sin embargo, los modelos de mecenazgo basados únicamente en deducciones fiscales generales presentan fallas sistémicas, especialmente evidentes en Latinoamérica. Aunque las leyes buscan fomentar la inversión a través de beneficios tributarios, estos incentivos a menudo son insuficientes para atraer capital privado significativo.


Más importante aún, existe un problema de diseño institucional: la complejidad de los procedimientos y la falta de una visión común consolidada en la región dificultan la creación de un sistema equitativo. La práctica tiende a favorecer a las instituciones culturales ya establecidas que poseen la infraestructura y los contactos necesarios, lo que inevitablemente provoca una concentración de recursos en ciertos sectores y formas de arte, marginando a las organizaciones más pequeñas o iniciativas emergentes. Esta falta de modelos eficientes y equitativos genera una profunda brecha de confianza en la inversión. El capital, ya sea corporativo o de impacto, demanda no solo rentabilidad, sino también trazabilidad y resultados medibles. Si los mecanismos fiscales de apoyo al mecenazgo no garantizan transparencia en la gestión de fondos y una distribución equitativa, la desconfianza perdurará, limitando la movilización de recursos a la escala deseada.


C. La Insostenibilidad Estructural de los Fondos Concursables


El modelo de financiación mediante fondos concursables o subvenciones (común tanto en Europa como en Latinoamérica) presenta serias limitaciones de cara a la sostenibilidad a largo plazo y la equidad en el sector. Si bien los fondos concursables siguen siendo una herramienta importante para que el sector desarrolle proyectos y genere empleabilidad, la crisis de la COVID-19 puso de manifiesto las vulnerabilidades preexistentes de los Sistemas Culturales y Creativos (SCC), caracterizadas por la intermitencia y la inestabilidad.


Las principales críticas a este modelo son:

  1. Falta de Sostenibilidad a Largo Plazo: Los fondos concursables son, por naturaleza, recursos puntuales y temporales. Depender de ciclos de subvenciones impide que las organizaciones culturales establezcan modelos de negocio robustos y planes económico-financieros a largo plazo. Esto fomenta una cultura de inestabilidad crónica en el sustento de artistas y trabajadores de la cultura.

  2. Barreras de Acceso y Equidad: No todos los actores culturales poseen los conocimientos y habilidades necesarios para competir de manera efectiva en estos ciclos de convocatoria. La complejidad de la gestión, la formulación de proyectos y la justificación de los fondos suelen favorecer a las instituciones con mayor capacidad administrativa, excluyendo a las iniciativas emergentes o a los artistas individuales que operan con presupuestos ajustados.


Este escenario subraya una tendencia clave: la financiación cultural está migrando de ser vista como una "caridad" (donación motivada por la deducción) a convertirse en una transacción contractual (motivada por la rentabilidad financiera y el beneficio fiscal cuantificable), como se observa en los modelos de Tax Equity o Inversión de Impacto.


III. La Sofisticación de los Incentivos Fiscales


Para superar las limitaciones del mecenazgo tradicional y la intermitencia de las subvenciones, la política pública ha desarrollado herramientas sofisticadas que buscan convertir los incentivos fiscales en un activo líquido y atractivo para el capital externo. El modelo de Tax Equity cultural, sirve como ejemplo paradigmático de ingeniería fiscal eficiente.


A. El Salto Estratégico: Monetizar las Deducciones para Generar Liquidez


El principal desafío operativo para los promotores culturales (productoras de espectáculos en vivo, editoriales, etc.) es que, al ser a menudo pequeñas o medianas empresas, su cuota íntegra del Impuesto es insuficiente para aprovechar plenamente las deducciones fiscales que generan. Estas deducciones se convierten en un crédito fiscal "no líquido" o que tardará años en compensarse.


El marco español de Tax Equity, regulado por ley conocida por LIS, establece, en primer lugar, una deducción directa para el promotor: el Artículo 36.3 de la LIS otorga el derecho a una deducción del 20% sobre los gastos directos (artísticos, técnicos, promocionales) de espectáculos en vivo de artes escénicas y musicales. Los promotores deben obtener el certificado del INAEM y se les exige la condición de reinvertir el 50% de los beneficios obtenidos en nuevos espectáculos en los siguientes 4 años. 


B. El Contrato de Financiación Cultural: Tax Equity (Art. 39.7 LIS)


La verdadera innovación reside en el Artículo 39.7 de la LIS, conocido como el Contrato de Financiación Cultural o Tax Equity cultural. Este mecanismo permite la cesión de la deducción fiscal generada por el promotor cultural a una tercera empresa o autónomo inversor a cambio de una aportación económica inmediata.


Ventajas y Rentabilidad para el Inversor:

Este sistema transforma el arte y la cultura en un vehículo de planificación fiscal avanzado. El inversor (financiador), que puede ser una empresa de cualquier sector productivo no vinculado al promotor, puede aplicar una deducción fiscal de hasta el 120% de su aportación. Esta rentabilidad fiscal se combina con el beneficio adicional de participar en los resultados de la producción.

El mecanismo requiere que el inversor adquiera la propiedad de una parte de los derechos de explotación de la producción o espectáculo, lo cual funciona como el activo subyacente que justifica la transferencia de la ventaja fiscal. Al vincular la inversión fiscal al activo cultural subyacente (los derechos de explotación), la política asegura que el capital corporativo, independientemente de su sector de origen, encuentre la cultura como una clase de activo válido.


Seguridad y Equidad:

El modelo de Tax Equity ofrece alta seguridad jurídica y ha sido validado por la Agencia Tributaria y la Unión Europea, consolidándose como una herramienta estratégica de ahorro fiscal. Desde una perspectiva de equidad, la ingeniería fiscal del Art. 39.7 LIS resuelve un problema estructural del mecenazgo tradicional. Al monetizar la deducción (transformando un crédito fiscal incierto en capital líquido y anticipado), se asegura que el promotor, incluso el más pequeño, reciba el capital antes de que finalice la producción. Esto democratiza el acceso al capital privado, siempre que la regulación mantenga la simplicidad y la seguridad jurídica.


IV. El Futuro Descentralizado: Innovación Financiera, Impacto y Sostenibilidad


La agenda de financiación de la cultura debe mirar hacia el futuro, integrando la Inversión de Impacto y la tecnología descentralizada como palancas esenciales para lograr los objetivos de equidad y sostenibilidad.


A. La Web 3.0 y la Democratización de la Financiación Cultural


La digitalización es un tema explícito en la agenda de MONDIACULT 2025. La emergencia de la Web 3.0, caracterizada por la descentralización a través de Blockchain, Finanzas Descentralizadas (DEFI), Contratos Inteligentes y Tokens No Fungibles (NFTs), propone un cambio radical en la financiación.


El principio fundamental de la Web 3.0 es eliminar a las grandes plataformas tecnológicas como intermediarios que extraen beneficios de la información y el contenido. Esta nueva generación de internet permite que el creador sea el "dueño real de su contenido". Los mecanismos de financiamiento y la capacidad de organización que existen en el espacio Web 3 (por ejemplo, mediante NFTs o smart contracts) pueden ofrecer un paliativo sustentable para la financiación cultural, beneficiando tanto a los creadores como a quienes reciben los fondos.


Organizaciones como Escuadra, un emprendimiento mexicano, han trabajado para introducir a comunidades subrepresentadas en el ecosistema digital y aprovechar estos beneficios. Esta tecnología se proyecta como una herramienta clave para construir un mundo post-pandémico más equilibrado, donde los intermediarios no acaparen todos los beneficios.


Sin embargo, el capital público y el capital privado avanzado deben gestionar la dualidad del riesgo y el retorno inherente a este sector. Si bien la Web 3 promete altos potenciales de democratización, opera en un entorno de alto riesgo financiero y regulatorio incipiente.


La política cultural debe, por lo tanto, encontrar una estrategia de convergencia donde la innovación descentralizada pueda integrarse en estructuras de inversión estables, priorizando la seguridad jurídica para evitar la especulación y garantizar que el impacto social prevalezca.


B. La Inversión de Impacto Cultural (Impact Investing)


Este modelo implica la provisión de capital flexible con la expectativa de generar una rentabilidad financiera junto con un impacto social y/o cultural positivo y medible.

La Inversión de Impacto es crucial para movilizar recursos hacia áreas que los mecanismos tradicionales de mecenazgo no logran cubrir, centrándose en la equidad y el desarrollo inclusivo. Por ejemplo, se movilizan recursos mediante la financiación combinada (blended finance) para comunidades desatendidas, empresas comunitarias y la inclusión financiera de PYMES lideradas por mujeres.


El Rol Estratégico del Blended Finance


El término Blended Finance (Financiación Combinada) se refiere al uso estratégico de fondos públicos o filantrópicos concesionales (es decir, con condiciones más favorables que el mercado, o incluso no reembolsables) para movilizar capital privado comercial hacia proyectos de desarrollo sostenible. Este mecanismo es fundamental en el contexto cultural porque:


  • Mitiga Riesgos para el Capital Privado: Al utilizar el capital público o filantrópico como "primera pérdida" o garantía, se reduce el riesgo percibido por los inversores privados que buscan un retorno de mercado, atrayéndolos a un sector históricamente considerado de alto riesgo como la cultura.

  • Impulsa el Sur Global: La financiación combinada se emplea específicamente para destrabar el financiamiento inclusivo y movilizar recursos hacia mercados en países de mayor desarrollo relativo o para comunidades desatendidas.


Modelos Dirigidos por la UNESCO:


El Fondo Internacional para la Diversidad Cultural (FIDC) de la UNESCO es un claro ejemplo de inversión dirigida. Desde 2010, el FIDC ha apoyado 120 proyectos en 60 países en desarrollo con más de 8.7 millones de dólares. Estos proyectos demuestran que el capital cultural debe vincularse explícitamente a la mejora de la política pública y la capacidad institucional:


  • Jamaica: Se financió la evaluación de las industrias culturales y creativas para crear un sistema sostenible de gobernanza cultural, incorporando una perspectiva de género y un enfoque inclusivo.

  • México: El proyecto "Nidos Culturales" apoya startups culturales indígenas mediante financiación inicial, formación y la creación de sitios de comercio electrónico.

  • Camboya: Se centró en fortalecer la capacidad de la sociedad civil para participar en el desarrollo de políticas culturales.


Estos casos de estudio demuestran un modelo de financiación que es la respuesta institucional más robusta a las críticas sobre la ineficiencia y el sesgo de las leyes de mecenazgo. En lugar de deducciones generales o subvenciones intermitentes, el FIDC proporciona capital técnico y dirigido que requiere la creación de sistemas de gobernanza sostenible, asegurando que los recursos lleguen a los sectores y comunidades que más lo necesitan y abordando problemas de equidad (género, inclusión indígena).


V. Conclusiones y Recomendaciones de Política 


El debate sobre la financiación de la cultura, central en Sitio Futuro, confirma la necesidad de un enfoque multisectorial. La cultura es un sector estratégico, pero sufre de una fragilidad sistémica  y una concentración de recursos en los modelos de financiación privada tradicionales. La política cultural moderna debe superar la dependencia de los subsidios intermitentes (fondos concursables) y la ineficiencia del mecenazgo general, adoptando estructuras financieras avanzadas que liguen la rentabilidad privada con el impacto social y la equidad.


A. Síntesis de Desafíos Críticos


  1. Transformación del Riesgo: El sector necesita herramientas que mitiguen su vulnerabilidad a las crisis y garanticen estabilidad, alineando la financiación con los objetivos de resiliencia y Cultura de Paz. Los modelos de financiación basados en subvenciones intermitentes (fondos concursables) exacerban esta inestabilidad estructural.

  2. Equidad y Acceso al Capital: Es fundamental corregir la tendencia de concentración de recursos en las instituciones establecidas, asegurando que las iniciativas emergentes y las comunidades desatendidas accedan a capital de manera eficiente y transparente.

  3. Brecha Regulatoria Digital: Existe un vacío entre la rápida evolución de los mecanismos descentralizados (Web3) y los marcos regulatorios y de inversión de impacto tradicionales, lo que introduce incertidumbre y dificulta la movilización de capital estable.


B. Recomendaciones de Política Pública e Inversión 


Para lograr los objetivos de sostenibilidad y financiación ampliada establecidos en la agenda MONDIACULT, se recomiendan las siguientes acciones estratégicas:


  1. Consolidación de Modelos Híbridos de Ingeniería Fiscal (Tax Equity): Los gobiernos deben fomentar activamente la adopción de mecanismos de monetización de incentivos fiscales replicables, tomando como referencia el Artículo 39.7 LIS de España. Al transformar los créditos fiscales en capital líquido y anticipado a través del Contrato de Financiación Cultural, se moviliza eficazmente el capital privado de terceros (inversores no culturales), garantizando la liquidez necesaria para la producción cultural y corrigiendo las fallas de liquidez del promotor.


  2. Priorización y Escalamiento de la Financiación Combinada (Blended Finance): Los Estados Miembros deben utilizar estratégicamente los fondos públicos y filantrópicos (capital concesional) para atraer capital privado comercial hacia proyectos culturales con impacto social y equidad medibles. La financiación combinada debe enfocarse en destrabar el financiamiento inclusivo, priorizando la inversión en comunidades desatendidas y empresas culturales emergentes en el Sur Global, promoviendo plataformas de intercambio y coinversión que mejoren la capacidad institucional a nivel regional.


  3. Estandarización de Métricas de Impacto Cultural: Para atraer capital de impacto a gran escala, es crucial que la banca multilateral y los Estados Miembros establezcan métricas estandarizadas para medir el retorno social y cultural. Estos indicadores deben superar el simple retorno económico para incluir mediciones de gobernanza sostenible, equidad de género, y el desarrollo de capacidades institucionales, siguiendo los modelos exitosos promovidos por la UNESCO en países como Jamaica y México.


  1. Marco Regulatorio Proactivo para la Descentralización Digital: Dada la inclusión de las tecnologías digitales en la agenda de MONDIACULT, es imperativo establecer marcos regulatorios claros que permitan a las herramientas de la Web 3 operar con seguridad jurídica. La política debe buscar la manera de integrar la financiación descentralizada en el ecosistema de la Inversión de Impacto, aprovechando la trazabilidad de Blockchain para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas, requisitos ausentes en muchos modelos de mecenazgo.

 
 
 

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